De agua somos
Casi todo nuestro cuerpo contiene agua.
El agua es el elemento más abundante en la naturaleza y en nuestro organismo.
El agua es el componente más abundante dentro del organismo humano adulto, su nivel total fluctúa entre el 60 y el 70% del peso corporal total; La proporción de agua total es un valor muy constante en el adulto, presentando solo variaciones que tienen que ver con la edad, el sexo y la constitución física:
1. Si tomamos como dato la edad, en el embrión más del 90% de toda su estructura corporal es agua. Al nacer estos niveles son del 75 al 80%, disminuyendo hasta entre los cuatro y los 10 años se estabilizan permaneciendo estables durante toda la etapa adulta. Hacia el final de la vida el agua corporal vuelve a disminuir.
2. Si consideramos el sexo, en el hombre el agua total es 10 a 15% más abundante que en la mujer. En valores no porcentuales el hombre tiene 23 litros de agua por metro cuadrado de superficie corporal y la mujer 18 litros.
3. Si evaluamos su localización, el agua no se localiza en todos los compartimientos en forma idéntica. La mayor concentración se da en primer lugar el músculo esquelético y en segundo lugar en la piel; En estos dos compartimientos se deposita el agua ingerida, y es donde primero se verifica su exceso (edemas) o su falta (deshidratación). El tejido adiposo (grasa corporal) prácticamente no posee agua en su interior.
4. Si consideramos la constitución física, el agua total disminuye con el grado de obesidad del individuo (a mayor obesidad, menos agua) puesto que, la grasa excedente necesita mucho espacio para ubicarse; espacio que es conseguido a expensas de la pérdida de agua, la que puede ser apenas del 45% del peso total, en lugar del 60 a 70% normal.
Como las mujeres tienen mayor porcentaje de grasa que los hombres, inevitablemente tendrán menos agua que ellos; de allí que las deshidrataciones, si son graves en los obesos, lo son más aun en las mujeres obesas y mucho peor en las obesas de edad avanzada (tienen menos agua por ser mujeres, por ser obesas y por ser ancianas).
Este primer dato arroja ya una constante universal: La menor concentración de agua corporal en la mujer con respecto al hombre, no deja dicho espacio faltante vacío, el mismo es ocupado por grasa de reserva, puesto que el agua corporal, más allá de ser vital para la supervivencia, tiene una serie de cualidades que la convierten en algo insustituible para los seres vivos.
El agua corporal tiene un papel fundamental en la termorregulación, que es la capacidad de regular la temperatura corporal independientemente de las variaciones climáticas externas. Esta capacidad de termorregulación fue una de las llaves que convirtieron al hombre en el amo del mundo, dado que es la única especie sobre el planeta que transpira para reducir su temperatura.
Todos estos mecanismos hacen posible que el cuerpo humano disipe el excedente de calor, ambiental o interno, por medio de la transpiración con una eficiencia inigualable.
Estos mismos mecanismos de eficiencia incuestionable fueron los responsables de la supremacía evolutiva de los primeros humanos sobre las otras especies.
1. Si tomamos como dato la edad, en el embrión más del 90% de toda su estructura corporal es agua. Al nacer estos niveles son del 75 al 80%, disminuyendo hasta entre los cuatro y los 10 años se estabilizan permaneciendo estables durante toda la etapa adulta. Hacia el final de la vida el agua corporal vuelve a disminuir.
2. Si consideramos el sexo, en el hombre el agua total es 10 a 15% más abundante que en la mujer. En valores no porcentuales el hombre tiene 23 litros de agua por metro cuadrado de superficie corporal y la mujer 18 litros.
3. Si evaluamos su localización, el agua no se localiza en todos los compartimientos en forma idéntica. La mayor concentración se da en primer lugar el músculo esquelético y en segundo lugar en la piel; En estos dos compartimientos se deposita el agua ingerida, y es donde primero se verifica su exceso (edemas) o su falta (deshidratación). El tejido adiposo (grasa corporal) prácticamente no posee agua en su interior.
4. Si consideramos la constitución física, el agua total disminuye con el grado de obesidad del individuo (a mayor obesidad, menos agua) puesto que, la grasa excedente necesita mucho espacio para ubicarse; espacio que es conseguido a expensas de la pérdida de agua, la que puede ser apenas del 45% del peso total, en lugar del 60 a 70% normal.
Como las mujeres tienen mayor porcentaje de grasa que los hombres, inevitablemente tendrán menos agua que ellos; de allí que las deshidrataciones, si son graves en los obesos, lo son más aun en las mujeres obesas y mucho peor en las obesas de edad avanzada (tienen menos agua por ser mujeres, por ser obesas y por ser ancianas).
Este primer dato arroja ya una constante universal: La menor concentración de agua corporal en la mujer con respecto al hombre, no deja dicho espacio faltante vacío, el mismo es ocupado por grasa de reserva, puesto que el agua corporal, más allá de ser vital para la supervivencia, tiene una serie de cualidades que la convierten en algo insustituible para los seres vivos.
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