El Chimpancé Travis

Cambiar las reglas de la naturaleza y de sus criaturas nunca es buen negocio



En la historia del chimpancé Travis y la amiga de su dueña, en la ciudad estadounidense de Stanford en 2009, se ve repetida la tétrica costumbre de la violencia sin finalidad alguna que presentan nuestros parientes animales más cercanos, los chimpancés, y de los cuales recibimos, tal vez instintivamente nuestros instintos depredadores ocultos.

"Se la está comiendo", gritaba en enloquecida Sandra Herold mientras hablaba con el 911 de emergencias. A pocos metros de ella, su chimpancé, Travis, se encontraba despedazando a su amiga Carla Nash. Carla, que sobrevivió al brutal ataque, terminó ciega, sin manos y debió recibir un complejo trasplante de cara que solo logró un beneficio de supervivencia. 

​El primate llegó a la vida de Sandra Herold cuando tenía solo tres días. Sandra y su esposo habían adaptado su hogar para que Travis pudiera vivir con ellos criándolo como si fuera su hijo: había aprendido a usar el baño, lavarse los dientes y vestirse solo. Además, usaba internet para mirar fotos, sabía utilizar el control remoto de la televisión para cambiar de canal, bebía vino de una copa de vidrio y podía conducir un auto. Travis era obligado a comportarse como un ser humano, aunque no lo era.

Sandra Herold sufrió dos desgracias antes del ataque. ​​En el año 2000, su única hija, Suzan, falleció en un accidente automovilístico. Cuatro años más tarde, su esposo también murió y ella se quedó sola con el animal. El 16 de febrero de 2009, Travis estaba excitado por lo que antes de que Carla Nash, amiga de la familia llegara a la vivienda, Sandra Herold logró agarrar a Travis y le dio de tomar un té con un ansiolítico.

Cuando la amiga Carla Nash llegó a la casa y bajó del coche, se encontró con el chimpancé que se abalanzó sobre ella. El animal, con sus poderosos dientes le arrancó las manos y la cara a Nash. ​Su dueña tomó un cuchillo de carnicero y apuñaló a Travis en tres oportunidades. Sin embargo, no logró detenerlo. Por eso, desesperada, llamó a la policía.

El desenfrenado ataque duró doce minutos. Una vez que llegó la policía, Travis, que estaba desencajado, abrió la puerta del patrullero y atacó al policía que le efectuó cuatro disparos. Travis corrió hasta el interior de su casa y cayó muerto recién allí. A Carla Nash le hicieron un trasplante de cara y manos, pero rechazó el de las manos y hubo que reamputarla. Desde ese momento su discapacidad es extrema, dependiendo siempre de alguien que esté a su lado.

Desde ese momento debe ser asistida constantemente porque no puede valerse por sí misma. Está comprobado que un chimpancé de cincuenta kilos tiene la fuerza de nueve hombres. Que pensar entonces de Travis que pesaba casi el doble: noventa kilos. Queda bien en claro que tratar de alterar las reglas de la naturaleza nunca es un buen negocio.

Dr. Rubén Merciel



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