El mecanismo del stress
El mecanismo del estrés. Todo estrés o trastorno de ansiedad, sea de supervivencia o crónico social tiene un mecanismo de acción definido.
El stress es un mecanismo básico de lucha o huida, por ser las dos respuestas posibles que tienen los animales ante una agresión, la enfrentan y luchan o se asustan y huyen.
Todo stress activa esa primitiva respuesta orgánica de lucha-huida con sus equivalentes humanos de combate o evitación, que en instancias pasadas fueron necesarios para la supervivencia de la especie.
Los seres humanos actuales tienen como equivalentes de la lucha a la ansiedad y de la huida a la angustia, pero muchas veces en el afán de evitar ambos síntomas penosos se utilizan mecanismos de defensa psicológicos o físicos que, de no ser adecuados pueden producir severas alteraciones de la salud, alteraciones mayores aún que la angustia o la ansiedad que trataron de evitar.
A pesar de ser difícil explicar la diferencia entre angustia y ansiedad (de hecho, muchos autores las consideran como variantes de un mismo síntoma), podemos decir que la ansiedad es la sensación íntima e inexplicable de que algo grave está por sucedernos, provocándonos desde lo profundo de nuestro ser un estado de excitación anímica y física muy desagradable.
La angustia por el contrario es una sensación de vacío interior, de falta del “fuego sagrado” de la vida. Es un sentimiento tan penoso para quien la padece que le hace sentir que ya nada en la vida tiene significado, ni vale la pena el esfuerzo por seguir. La angustia es el sentimiento atemorizante que aparece ante una amenaza desconocida.
Observando estas diferencias se puede entender porqué es mucho más destructiva para la salud física y psíquica la angustia que la ansiedad.
La ansiedad (no así la angustia) es una respuesta humana normal ante situaciones nuevas, sean éstas de conflicto, de cambio o de no satisfacción de las necesidades básicas. Si al momento de enfrentar una situación nueva (rendir un examen, concretar una entrevista de trabajo, acudir a una cita), no manifestamos un normal grado de ansiedad por el acontecimiento, dicho acontecimiento no revestirá la importancia que quisimos conferirle.
El alumno que no tiene un nivel normal de ansiedad ante el examen probablemente no hará lo suficiente para superarlo con éxito, pero si el grado de ansiedad es demasiado alto le jugará en contra y puede olvidar todo lo aprendido.
El ideal equilibrio entre una adecuada o una excesiva ansiedad es la sutil diferencia entre el triunfo o el fracaso.
La ansiedad, según la personalidad del individuo, puede manifestarse por una conducta de huida (distanciamiento progresivo de la fuente de ansiedad percibida) o bien por una conducta de lucha (enfrentamiento constante y progresivo del problema).
Como están quienes enfrentan los problemas, también están quienes huyen de ellos.
Los seres humanos actuales tienen como equivalentes de la lucha a la ansiedad y de la huida a la angustia, pero muchas veces en el afán de evitar ambos síntomas penosos se utilizan mecanismos de defensa psicológicos o físicos que, de no ser adecuados pueden producir severas alteraciones de la salud, alteraciones mayores aún que la angustia o la ansiedad que trataron de evitar.
A pesar de ser difícil explicar la diferencia entre angustia y ansiedad (de hecho, muchos autores las consideran como variantes de un mismo síntoma), podemos decir que la ansiedad es la sensación íntima e inexplicable de que algo grave está por sucedernos, provocándonos desde lo profundo de nuestro ser un estado de excitación anímica y física muy desagradable.
La angustia por el contrario es una sensación de vacío interior, de falta del “fuego sagrado” de la vida. Es un sentimiento tan penoso para quien la padece que le hace sentir que ya nada en la vida tiene significado, ni vale la pena el esfuerzo por seguir. La angustia es el sentimiento atemorizante que aparece ante una amenaza desconocida. Observando estas diferencias se puede entender porqué es mucho más destructiva para la salud física y psíquica la angustia que la ansiedad.
La ansiedad (no así la angustia) es una respuesta humana normal ante situaciones nuevas, sean éstas de conflicto, de cambio o de no satisfacción de las necesidades básicas. Si al momento de enfrentar una situación nueva (rendir un examen, concretar una entrevista de trabajo, acudir a una cita), no manifestamos un normal grado de ansiedad por el acontecimiento, dicho acontecimiento no revestirá la importancia que quisimos conferirle.
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