Historias del Vino
El vino fue la primera bebida espirituosa de la humanidad

El vino se produjo por primera vez durante el neolítico, según los testimonios arqueológicos hallados en los montes Zagros, en la región que hoy ocupan Irak e Irán, gracias a la presencia de la uva Vitis vinifera sylvestris y la aparición de la cerámica durante este periodo, para poder guardar el vino resultante de la producción de esa vid.
La evidencia más antigua de la producción y consumo de vino es una vasija del año 5400 a. C., hallada en el poblado neolítico de Hajii Firuz Tepe, en esos mismos montes Zagros.
La vasija contiene un residuo rojizo, presumiblemente vino. Aunque recientemente y para desplazar a ese histórico hallazgo, se ha encontrado la bodega más antigua conocida, datada en el año 6000 a. C., que sitúa en Armenia la producción más antigua de vino.
Posteriormente, el consumo de vino se extendió hacia el occidente, llegando a Anatolia y Grecia hacia el norte y hacia el sur, llegando hasta Egipto, célebre en Bahariya durante el Imperio Medio, en el siglo XX a. C., por su producción vitivinícola. La más antigua documentación griega sobre el cuidado de la vid, la cosecha y el prensado de las uvas, es en el siglo VIII a. C. En la antigua Grecia el vino se bebía mezclado con agua y se conservaba en pellejos de cabra.
Lo primero que cabe destacar es que el vino, a lo largo de la historia, ha estado muy bien considerado por la alta sociedad occidental, siendo un testigo imprescindible en cualquier acontecimiento o banquete de importancia y alrededor de él se han firmado los grandes tratados y acontecimientos históricos de occidente.
Ya en Egipto, Grecia y Roma, se adoraba a Dioniso o Baco, el Dios de los viñedos, y la Biblia se refiere al vino en diversos pasajes, entre otros donde relata la última cena de Jesús, que ofreció una copa de vino a sus discípulos representando su sangre. Sabemos que en China, hace 4000 años, ya conocían el proceso de fermentación de la uva.
La viticultura debe su mayor desarrollo a la propagación del cristianismo, por ser el vino necesario para la celebración de la misa. Los monasterios, con sus propios métodos de elaboración y extracción, fueron los precursores de la viticultura y vinicultura, dejando huellas tan claras como los vinos priorato, proveniente de la palabra prior, siendo prior un título eclesiástico para un superior en algunas órdenes religiosas.
El siglo XX trajo consigo una renovación tecnológica de la cultura del vino a fin de devolverle su antiguo y merecido prestigio. Dentro de las ideas renovadas podemos hablar de los modernos equipos de fermentación a temperatura controlada, las cubas de acero inoxidable que permiten la elaboración de vinos más aromáticos o las levaduras seleccionadas que permiten la más pura fermentación de los vinos espumosos.
La evidencia más antigua de la producción y consumo de vino es una vasija del año 5400 a. C., hallada en el poblado neolítico de Hajii Firuz Tepe, en esos mismos montes Zagros. La vasija contiene un residuo rojizo, presumiblemente vino. Aunque recientemente y para desplazar a ese histórico hallazgo, se ha encontrado la bodega más antigua conocida, datada en el año 6000 a. C., que sitúa en Armenia la producción más antigua de vino.
Posteriormente, el consumo de vino se extendió hacia el occidente, llegando a Anatolia y Grecia hacia el norte y hacia el sur, llegando hasta Egipto, célebre en Bahariya durante el Imperio Medio, en el siglo XX a. C., por su producción vitivinícola. La más antigua documentación griega sobre el cuidado de la vid, la cosecha y el prensado de las uvas, es en el siglo VIII a. C. En la antigua Grecia el vino se bebía mezclado con agua y se conservaba en pellejos de cabra.
Lo primero que cabe destacar es que el vino, a lo largo de la historia, ha estado muy bien considerado por la alta sociedad occidental, siendo un testigo imprescindible en cualquier acontecimiento o banquete de importancia y alrededor de él se han firmado los grandes tratados y acontecimientos históricos de occidente.
Ya en Egipto, Grecia y Roma, se adoraba a Dioniso o Baco, el Dios de los viñedos, y la Biblia se refiere al vino en diversos pasajes, entre otros donde relata la última cena de Jesús, que ofreció una copa de vino a sus discípulos representando su sangre. Sabemos que en China, hace 4000 años, ya conocían el proceso de fermentación de la uva.
La viticultura debe su mayor desarrollo a la propagación del cristianismo, por ser el vino necesario para la celebración de la misa. Los monasterios, con sus propios métodos de elaboración y extracción, fueron los precursores de la viticultura y vinicultura, dejando huellas tan claras como los vinos priorato, proveniente de la palabra prior, siendo prior un título eclesiástico para un superior en algunas órdenes religiosas.
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