La conducta alimentaria [4]

[Parte cuatro] Los buenos hábitos de comer y una conducta alimentaria correcta, son fundamentales al momento de evitar los desniveles alcistas del peso corporal



En la obesidad infantil la influencia familiar tiene tal preponderancia que se puede hablar de un modelo familiar psicológicamente alterado o inestable. En el niño obeso la familia, consciente o inconscientemente, facilita la sobrealimentación, la inactividad y los hábitos desordenados o es incapaz de promover en el infante el desarrollo otras fuentes de estímulo y gratificación más allá de la comida.

No solo el niño es reacio a cambiar los hábitos que lo llevaron a la obesidad sino los padres, y especialmente la madre, se muestra poco flexible y dispuesta a implementar las medidas indicadas por los profesionales por temor a dietas estrictas, a dificultades con los otros hermanos o por fracasos anteriores reiterados.

El desarrollo de la obesidad en el niño se puede relacionar claramente con tres factores dependientes de la organización anímica familiar: Las actitudes familiares corporativas, la presencia de un niño con síntomas psicosomáticos y la existencia de una vulnerabilidad biológica.

• Las actitudes familiares corporativas: Se trata de un tipo especial de organización familiar con aglutinamiento, sobreprotección, rigidez y falla en la resolución de los conflictos. Los miembros de la familia están extremadamente involucrados entre sí con pocos límites interpersonales y confusión en los roles. La familia actúa como un clan sin diferencias entre sus miembros y las pautas de conducta son mantenidas rígidamente.

El niño con el síntoma evidente (obesidad) es el que recibe todas las presiones y sobreprotección, mientras que los hermanos tienen todos los atributos de la salud. El niño psicosomáticamente enfermo desempeña un rol importante en la evitación del conflicto por parte de la familia al centralizar en él las preocupaciones.

El sistema familiar puede reforzar el síntoma para evitar que emerjan los conflictos. En estos casos el niño obeso actúa como “chivo expiatorio” de las patologías psíquicas de su familia. Mientras el niño se mantenga obeso, él será el enfermo de la familia y los demás logran un aparente certificado de salud. Al no resolver las situaciones conflictivas se evidencia que son familias con bajo umbral de tolerancia para los conflictos.

• El niño con síntomas psicosomáticos: Una asociación muy común de este tipo es obesidad-asma bronquial. El pequeño es involucrado inconscientemente en las situaciones de conflicto entre los padres. Si los padres discuten y al niño le sobreviene un acceso asmático, dejarán de discutir para atender el problema de salud del hijo; De este modo el niño comienza a utilizar su enfermedad como medio de “conciliación”.

• La vulnerabilidad biológica: La existencia de factores genéticos, metabólicos, etapas críticas para el desarrollo de la obesidad es un componente necesario, pero no suficiente, en la aparición del síndrome psicosomático.

Continuará…

Dr. Rubén Merciel



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