La fiebre

Los cambios bruscos de temperatura corporal (fiebre), son comunes en todas las personas



La fiebre es uno de los síntomas más comunes de la medicina. Normalmente los seres humanos, como animales de sangre caliente que somos, técnicamente denominados homeotermos, mantenemos una temperatura constante del cuerpo entre los 36 y los 37 grados. Cuando la temperatura corporal aumenta por encima de esos valores, se denomina fiebre.

La fiebre es un síntoma general de muchísimas enfermedades, por eso es muy difícil diferenciarla en principio. Por eso es importante tener en cuenta: Cuándo hay que corregirla inmediatamente, cuándo hay que dejar que vaya cediendo sola, o cuándo hay que preocuparse en mantenerla dentro de determinados límites.

La temperatura normal del cuerpo siempre tiene que estar por debajo de 37 grados. Salvo en la temperatura rectal, en la que el límite anormal comienza recién por encima de los 38 grados. Quiere decir que la temperatura rectal cuando está por encima de esos 38 grados recién empieza a considerarse como que existe un estado febril intestinal.

La fiebre no es un capricho de la naturaleza, sino que es un elemento que está preparado para un fin determinado. Ese fin determinado es convertirse en uno más de los sistemas de defensa del cuerpo. Normalmente los gérmenes, virus o bacterias (que son los principales enemigos de la salud) sobreviven a la misma temperatura que sus huéspedes: Es decir todos nosotros.

Cuando la temperatura corporal sobrepasa los límites de supervivencia de estos virus, gérmenes o bacterias, muchos, o la mayoría de ellos, muere. Esto sucede más asiduamente con los virus que con los gérmenes o bacterias. ¿Y esto porque se da más con los virus? Porque los virus, a diferencia de todos los demás agentes infecciosos que circulan por la sangre atacando a los diferentes órganos, los virus siempre se alojan dentro de las células.

Al alojarse dentro de las células de nuestro cuerpo, los antibióticos (que siempre circulan por la sangre), no pueden llegar a agredirlos porque se hallan por fuera de su zona de acción. Entonces la única opción que tiene el organismo para superarlos es destruir su propia célula y así matar los virus que esas células llevan dentro. Por esto es que, las enfermedades virales (provocadas por virus), casi siempre suelen presentarse con cuadros febriles muy altos.

El cuidado de la fiebre y su corrección rápida debe ser siempre una prioridad en los chicos muy pequeños (por debajo de los 3 años de edad), porque aquí es donde es posible que, por una fiebre alta, se puedan provocar convulsiones, que son complicaciones no deseadas. Fuera de esto, la fiebre en sí misma no es una urgencia médica, aunque sea un síntoma demasiado molesto.

Para reducir la fiebre en esos niños pequeños lo ideal es dar un baño con una temperatura agradable del agua y comenzar a enfriarla poco a poco hasta que el chico sienta chuchos de frío. De esta manera se va a reducir la fiebre porque se acomoda el centro térmico cerebral. En todos los casos, siempre hay que consultar con el médico, porque la fiebre puede ser muy alta y sin complicaciones, o no tan alta y complicada.

Dr. Rubén Merciel



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