La historia de Fobos y Deimos

El ancestral mito de los gemelos generadores del pánico y las fobias

En la mitología griega, muy proclive a inventar dioses en cantidades astronómicas para explicar condiciones comunes de la vida, Fobos era la personificación del temor. Fobos y su hermano gemelo Deimos (el terror) eran hijos de Ares, el cruel dios de la guerra, y Afrodita, la amorosa diosa del amor. Estos dos personajes, considerados como dioses menores del Olimpo, acompañaban a su padre, Dios de la guerra en cada batalla.

En la mitología griega, Fobos aparecía antes de cada batalla, infundiéndoles el miedo a los combatientes que debían pelear. Estos luchadores, atemorizados, huían de la batalla o fingían su muerte para luego tratar de escapar. Deimos hacia su aparición después de su hermano, presentándose en los ya atemorizados luchadores, dejándolos paralizados y agregándoles el terror al dolor o la muerte.

Tras múltiples interpretaciones, Fobos se popularizó con imagen de un ser sobrehumano con una misión siempre nefasta que era la de ayudar, junto a su padre y hermano, a lograr la destrucción de toda la raza humana al cumplir todas las órdenes de Ares, su padre y Dios de la guerra, y acompañando fielmente a su hermano Deimos. Pero en el final del mito, Fobos no cumple la orden de Ares, manteniéndose al margen de la destrucción y salvando la raza humana.

El imperio Romano adquirió muchos de los elementos de la cultura griega como los dioses que esos griegos adoraron, asimilándolos a su propia historia, creando así su propia mitología. Así, los dioses se adaptaron con nombres latinos. En el caso de Fobos éste paso a convertirse en Timor, de donde deriva el vocablo temor y en el caso de Deimos, pasó a llamarse Pavor, que hasta hoy día es un sinónimo del terror.

En psicopatología, la ciencia que estudia los trastornos de la mente se entiende por fobia a “Una angustia repulsiva, muchas veces convertida en auténtico pánico, y siempre ligada a una determinada situación o a la presencia o imagen de algo cuyas características propias no deberían despertar tan anormal reacción en el individuo”.

El elemento responsable de la aparición de la fobia se denomina objeto fobógeno. En las fobias simples, este objeto fobógeno es algo definido (el agua, la altura, las arañas, los perros). Estas fobias simples son las más comunes y en general no alteran la vida normal del individuo, pues solo se activa la descarga fóbica ante la presencia específica de ese objeto fobógeno.

Las fobias sociales, por el contrario, son más complejas, pues el individuo puede plantearse el temor a salir, a estar en presencia de otras personas; a sentirse solo y desamparado, etc. Este tipo de fobias plantea un serio problema y son altamente discapacitantes para el paciente.

En todos los casos, la presencia del objeto fobógeno desencadena una insoportable reacción de angustia provocando un sufrimiento empobrecedor y destructivo. A pesar de que el individuo es totalmente consciente que la angustia consecuente a la fobia nace de su propio interior, y que no es justificable tal reacción ante un objeto fobógeno que es un “invento” de su mente, no puede hacer nada para evitar la sensación paralizante de pánico que lo embarga.